BUZON DE ALCANCE 208

N u e s t r a o p i n i ó n Rosalía Aller Maisonnave Secretaria de Comunicación N UMEROSOS docentes se han puesto en contacto con ANPE-Madrid, durante el pasado concurso de tras- lados y otros procesos recientes, para manifestar su desasosiego ante las reiteradas incidencias de la plataforma digital, mediante la cual, obligatoriamente, han de comu- nicarse con la Administración y realizar las gestiones per- tinentes. Es precisamente esta obligatoriedad —un imperativo de los tiempos que se venía anunciando desde hace décadas, establecido en el artículo 14.2 de la Ley 39/2015, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas— lo que agrava la situación. De no ser así, tras algunos intentos fallidos el profesorado habría optado por la realización de trámites a la manera tradicional: formulario impreso y Registro. Pero estamos en plena era digital y los avances en la comunicación van, en muchos ámbitos, en ese sentido. Ni el Estado ni la Administración madrileña podían perder el tren de los ser- vicios electrónicos y no ofrecerlos a la ciudadanía, así que han subido a él, mediante una inversión considerable en recursos humanos y tecnológicos. Pero no ha sido suficien- te. Hay que avanzar más, es necesario mejorar estas pres- taciones. Por otra parte, resulta inevitable contextualizar cuándo y a quiénes afectan las “caídas del sistema” y otras dificul- tades en la comunicación digital. Aunque parezca una obviedad, recordemos que está finalizando un año que ha sido, en su mayor parte, muy difícil, uno de esos annus horribilis que desearíamos borrar de nuestra memoria y, sobre todo, cuyos efectos no queremos ver en el siguiente. El profesorado de la Comunidad de Madrid ha desempe- ñado, en la dura etapa del confinamiento y también ahora, desde el inicio de este curso, un papel protagónico inne- gable. Su esfuerzo ha sido ejemplar; su generosidad, digna de aplauso, y el resultado hasta ahora, a pesar de los innu- merables escollos a sortear, un servicio educativo que se sigue manteniendo, navegando en mar brava y con viento en contra. La educación en línea ha adquirido una relevancia súbita y descomunal, pues durante meses ha sido la única forma de comunicación con el alumnado y sigue manteniéndose en la cima para permitir la educación semipresencial. Como suele decirse, ha llegado para quedarse, al igual que otros cambios de fondo, legado de esta pandemia. Esa cercanía, ese acompañamiento en el proceso de enseñanza y apren- dizaje han tenido un alto precio, pues han supuesto una sobrecarga considerable para muchos docentes, que han abierto sus casas, literalmente, para desde ellas seguir cum- pliendo su misión. La puesta en marcha de la educación telemática también ha sido difícil de asumir por numerosas familias. Esta modalidad no siempre es idílica ni fácil ni perfecta, pues puede dar pie a situaciones incómodas o invasivas por parte de ciertos sectores discordantes que siempre existen, minoritarios, sí, pero de difícil gestión para quien se sabe dotado de una de las libertades constitucio- nales más enriquecedoras: la libertad de cátedra. El profesorado ha experimentado en ocasiones cierta incer- tidumbre y orfandad, al verse abocado al uso de tecnologías La imprescindible mejora del equipamiento tecnológico El esfuerzo del profesorado ha sido ejemplar; su generosidad, digna de aplauso 8

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