BUZON DE ALCANCE 208

V I D A E N L O S C E N T R O S 23 C INCUENTA años de singladura del edificio de la calle Guadalajara, 3 pedían un poco de maquillaje: Beatriz Salido y Víctor Blanco, que empezaron pin- tando de rosa el “FUTURO” de la planta de FPB (“Buzón de Alcance” de ANPE Nº 204, septiembre-octubre 2019), han escogido el verde-esperanza para ampliar su obra. El pro- yecto “CULTURA”, que transita del blanco al negro y regresa al blanco por el verde, sigue centrándose en un “TÚ” al que se dirige nuestra mirada en el horizonte del pasillo. Es un “tú” en el que cada alumno se ve reflejado, porque cada “tú” es el centro de nuestra labor. En Adultos ofrece- mos atención personalizada a quienes se acercan a nos- otros en busca de una segunda, tercera –incluso primera– oportunidad de sacar un título o adquirir esa formación que la vida, ente caprichoso donde los haya, les había esca- moteado hasta conocernos. Un “tú” lleno de color, en un entorno de equilibrio y de trabajo: los hexágonos de cor- cho, tablón de anuncios en colmena, representan cada esfuerzo engarzado para dar sentido al grupo. No tienen todos la misma profundidad, porque se integran en el panal con energías diversas. Aun así, evolucionan juntos hacia las estanterías, depositarias de libros o de plantas, como contenedores de sabiduría y de posibilidades… Llegan al rincón de la creatividad, pizarra negra en espera de tizas de colores, que lanza la “L” al verde –ya sin celdas– y cuan- do, tras el esfuerzo de construcción, se paran, lo hacen en un pequeño oasis poliédrico de distintas alturas, con su palmera y todo… El conjunto es hermoso e invita al respeto y a la calma, valores que en Adultos son bandera. Los que pasan por la segunda planta se hacen fotos (se gustan con ese fondo armónico) y aún no se atreven a crear o a colgar carteles. Lo harán en cuanto deje de haber virus que coarten nuestra libertad. La belleza de los espacios es compatible con la solidez de la institución: maquillar no significa despreciar lo que fue. Los muros siguen igual de firmes, pero presentan un rostro amable y renovado. Los alumnos que pueblan sus aulas son distintos de los que andaban por aquí en los años ochenta del siglo XX, pero necesitan igualmente la esperanza de oídos atentos y corazones sensibles a sus intereses y nece- sidades. Y es verdad que en nuestro centro los encuentran. Esta casa se llamó “de la Cultura” porque para eso se dise- ñó. Pronto dio el salto a Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA), pero conservó el nombre y la esencia. La cultura ha sido –y es– nuestra seña de identidad, y el centro aspira a ser el hogar en el que todos nos sintamos cómo- dos. Tenemos previsto seguir renovando las estancias de este sólido cincuentón. Lo haremos –quizá– con un pelín de cirugía, de esa que hace milagros sin tocar los órganos vita- les. Queremos seguir sintiéndonos jóvenes en el corazón de Getafe, un pueblo sureño dinámico y luchador con el que tenemos un compromiso ineludible: mantenerlo en primera (hay ligas más humildes que la de fútbol, pero muy rentables cuando se pintan y se nutren de esperanza…). Los CEPA, como cualquier centro educativo, jugamos en esa liga donde las personas ocupan el punto clave de las dianas. Es un honor enarbolar la bandera de la cultura que construimos entre todos, y hacerlo en marcha respetuosa y solidaria hacia un horizonte de color. “Cultura” en el CEPA de Getafe Color esperanza… Marisa García Gómez Directora del CEPA Casa de la Cultura Getafe

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