Buzón de Alcance 207
B UZÓN ABIERTO 18 E N esta nueva etapa de nuestras vidas, donde convi- vimos con el miedo y la incertidumbre diaria, donde hay cambios continuos y no nos atrevemos a hacer planes a medio plazo, sigue estando presente la dislexia en nuestros hijos. Es cierto que el último trimestre del curso pasado fue especialmente duro para el profesorado, lleno de improvisaciones, falta de medios, exceso de trabajo, sumado a sus vidas personales, su confinamiento y tantos otros problemas. Por todo ello queremos agradecer el esfuerzo realizado, el cariño y las ganas de seguir ense- ñando a nuestros hijos. Desde Madrid con la Dislexia creemos que en todos estos cambios nuevos dentro del aula hay nuevas oportunidades para mejorar el aprendizaje de nuestros hijos con dislexia. Al ser menos alumnos por aula, es más sencillo el impartir una enseñanza más personalizada. Descubrir el gran potencial que estos alumnos tienen: su resiliencia, su creatividad, su capacidad de trabajo, de motivarse día a día, su esfuerzo y sobre todo su sonrisa. Podemos pensar que la mascarilla todo lo tapa, pero no es así. No tapa el brillo de los ojos de un niño, ni la mirada de admiración hacia su profe, ni su asombro al descubrir los planetas, ni su felicidad al ver que es capaz, que su profe cree en él y que puede llegar. Tenemos la oportunidad de conocer mejor al alumno, de dedicarle más tiempo y de adaptar la metodología que mejor se ajuste a la forma de aprendizaje de cada alumno. Puede ser una gran ayuda para aquellos niños que aprenden de manera diferente, que tienen diferentes ritmos pero las mismas capacidades que la mayoría. Podemos centrar la enseñanza más en la persona en sí misma, en sus competencias y en sus fortalezas, apostando por un trato más humano, dejando de lado normas rígidas y estrictas que solo contemplan resultados, que no son sensibles a la diversidad del aula y, en el fondo, a la diversidad de nuestra sociedad. El confinamiento ha supuesto un acelerón en nuestra cultura digital, en las nuevas tecnologías y en una forma diferente de enseñar y evaluar. Hace un año era casi impensable que toda España se evaluase del tercer trimestre online y, cosas de la vida, así fue. Ahora mismo puede ser impensable que un niño tenga faltas de ortografía al acabar su escolaridad, que lea mal y que no sea su culpa. Que sea una característica de su dislexia, que sea algo involuntario y que nada tiene que ver ni con el esfuerzo ni con el no dominar la materia. Solo tiene que ver con su dislexia. Está igual de capacitado que el resto de sus compañeros para aprender idiomas, para acceder a la universidad y para convertirse en el futuro en un activo para nuestra sociedad. La vida es mucho más que escribir con faltas de ortografía. Para eso están las nuevas tecnologías, que nos han salvado la escolaridad en el tercer trimestre del curso pasado. Hay correctores de texto, hay infinidad de ayudas digitales que eliminan todo tipo de barreras para el alumnado con dislexia. Las nuevas tecnologías han sido esenciales estos meses en nuestras vidas y han llegado para quedarse. Desde Madrid con la Dislexia queremos pediros que intentemos entre todos encontrar ventajas en estos nuevos tiempos. Seamos más humanos y más abiertos. Apostemos por la era digital y demos alas a tantos niños que su gran problema no es llevar mascarilla, su gran problema es ser diferente a la mayoría solo por tener dislexia. María Sanz-Pastor Presidenta de Madrid con la Dislexia La dislexia sigue existiendo, aunque llevemos mascarillas
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