Buzón de Alcance 198

A N P E A L D Í A 12 Andrés Cebrián del Arco Presidente de ANPE-Madrid E L pasado 3 de marzo, Francisco Melcón Beltrán dejó la presidencia de ANPE-Madrid tras ocho años de gestión al frente del sindicato, más otros tantos como miembro del Secretariado Permanente. Han sido años duros, complicados, marcados por la crisis, los recortes y las movilizaciones. Un peligroso cóctel que, sin duda, podría haber hecho mella en la Organización, pero gracias a su acertada direc- ción no ha sido así. Al contrario, se va dejando un sindicato renovado y más fuerte que nunca. Presidir una organización como ANPE-Madrid supone una enorme responsabilidad y conlleva dedicación plena –lo digo con conocimiento de causa, a punto de cumplir mis primeros cien días en el cargo–, pero esto nunca ha sido un problema para Paco. En una mesa de negociación con la Administración o en una interminable reunión intersindical o dando un mitin en la Puerta del Sol, él siempre transmitía una casi contagiosa sensación de seguridad, de tenerlo todo bajo control y de saber lo que estaba haciendo en cada momento. Francisco Melcón Beltrán, ex presidente de ANPE-Madrid Paco ha demostrado tener un talento especial para el sindicalismo. Ha defendido con vehemencia los postulados de ANPE en todos los foros en los que ha estado presente y se ha sabido ganar el recono- cimiento del profesorado madrileño, de los afilia- dos, de los delegados con los que ha trabajado, del resto de sindicatos y de la Administración. Le agradezco todos y cada uno de los consejos que me ha regalado. He aprendido mucho de todos los compañeros con los que he trabajado en ANPE, pero especialmente de él. Ha sido y será siempre un buen maestro, un brillante sindicalista, un magnífico pre- sidente y una extraordinaria persona. Estoy convencido de que seguirá aportándonos sus ideas y que, desde la madurez y la experiencia, con- tinuará siendo un referente para todos nosotros. Pronto dejará la vida laboral activa para disfrutar de la familia y del merecido descanso. Puede estar seguro de irse con la satisfacción y el orgullo del deber cumplido. ¡Gracias, amigo!

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