Buzón de Alcance 191

constata que faltan las de mayor calado, dirigidas bási- camente a revertir los recortes sobre la educación públi- ca y recuperar las condiciones laborales de los docentes perdidas en los últimos años. Estas medidas y el consi- guiente esfuerzo presupuestario que requieren, intencio- nadamente ausentes en el documento entregado, supon- drían un fuerte impacto sobre la educación y harían que el Acuerdo por la Educación Madrileña tuviese pleno sentido. No siendo así, se convierte en una ocasión per- dida donde el Gobierno regional, los grupos políticos y los agentes sociales podrían mostrar de forma creíble a la sociedad que la educación y el profesorado constitu- yen una auténtica prioridad. De forma directa e indirecta, en buena parte de ellas se señalan obligaciones, cometidos, pautas de actuación y condicionantes del quehacer profesional de los docen- tes. En cambio, se definen actuaciones sobre evaluación del profesorado y de los centros educativos que susci- tan nuestro recelo y rechazo, porque no sabemos cuán- do, para qué, por quién y cómo se van a desarrollar esas evaluaciones aparentemente no ligadas a la carrera docente ni a incentivos profesionales. No existe un capítulo en el documento específicamen- te dedicado al profesorado, que queda diluido en un Eje E D I T O R I A L Acuerdo Educativo Madrileño y Acuerdo Sectorial R ecientemente hemos tenido acceso al segundo borrador del Acuerdo por la Educación Madrileña , denominado inicialmente Acuerdo por la Trans- formación Educativa Madrileña. Este nuevo documento, bastante más aligerado que el anterior, constituye un catálogo de objetivos y actua- ciones que bien podrían ser las líneas programáticas de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte para los próximos cuatro años. Muchos de ellos, por obvios, no requerirían más que la voluntad del Ejecutivo para lle- varlos a cabo y no precisarían de la formalidad de un Acuerdo solemnizado con firmas. No se mencionan en él los principales problemas de la educación madrileña y, por tanto, no se proponen actua- ciones ni objetivos al respecto. Se omite la referencia a las elevadas ratios por grupo existentes, la alta ratio pro- fesor-alumno (la más alta de España), la reducción de las plantillas desde el año 2010 en los centros públicos de enseñanza, el aumento del horario lectivo del pro- fesorado en Secundaria, la desmesu- rada tasa de interinos (un 23 % de la plantilla), la no cobertura de las bajas hasta el décimo día lectivo, los des- cuentos durante los primeros veinte días de baja por enfermedad, las con- diciones retributivas de los docentes, que los sitúan en los últimos lugares en relación a otras autonomías, entre otras cuestiones que constituyen los problemas nucleares de la educación madrileña y debieran ser la prioridad de cualquier acuerdo social y educa- tivo. Algunas de las 82 actuaciones que contiene son insuficientes o mera- mente testimoniales; en cambio se En el Acuerdo Educativo Madrileño no se mencionan los principales problemas de la educación regional 3

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