Buzón de Alcance 190

El Acuerdo madrileño, cuyo alcance y concreción se producirá en los próximos días, cuando el consejero solicite las adhesiones al mismo, debería ser poste- rior a ese hipotético Pacto de Estado y a una nueva Ley de Educación que, previamente, señale hacia dónde se va a dirigir la educación española y así podamos entender en qué sentido hay que transfor- mar la educación madrileña y qué papel debe cum- plir el profesorado. En unos momentos en que los resultados de PISA 2015 (Comprensión lectora, Ciencias y Matemáticas), sitúan a los alumnos madrileños de 15 años entre los mejores de la UE, de la OCDE y de España, con puntuación superior a los de Reino Unido, EEUU, Francia, Italia, Noruega o Suecia, y el informe TIMSS 2015 (Matemáticas y Ciencias) coloca a los alumnos de 4º Primaria delante de la media de la OCDE, de la UE, España y países como, Alemania, Francia, Italia o Canadá, no es de recibo pro- poner una enmienda tan severa a la praxis educativa ni a la enseñanza que se imparte en los centros madrile- ños ni al papel del profesorado. ¿Precisamente cuando se obtienen estos resultados pre- tende el Gobierno Regional transformar la educación y reclutar al “nuevo profesor” para la “nueva escuela” del siglo XXI? ¿De qué estamos hablando? No cabe apelar a la responsabilidad y al compromiso de los docentes con la educación, que tiene este colectivo por exceso como ha demostrado. El profesor de la sociedad del siglo XXI ya lo tenemos en las aulas, a tenor de los resultados. Aunque se agradecen los pronunciamientos públicos de reconocimiento a los docentes madrileños, en estos momentos no es suficiente. Ya es hora de que se valore su esfuerzo en la época de crisis y su papel crucial en la educación con medidas tangibles. Quienes quieren transformar la educación madrileña, con el fin de mejorarla, deben empezar por revertir los recortes que durante los últimos años se han cebado sobre la enseñanza pública, las condiciones laborales y el poder adquisitivo del profesorado. Al colectivo docen- te no le sirven los juegos de palabras ni textos vacuos llenos de retórica neologsiana, sino la mejora sustancial de sus condiciones sociolaborales perdidas, con medidas concretas como el reconocimiento retributivo y el des- censo del horario lectivo, entre otras. Mucho tendrá que cambiar ese borrador inicial o va a ser muy difícil que el profesorado pueda adherirse al texto definitivo del Acuerdo por la Transformación Educativa si no se siente reconocido en él, cuando, ade- más, la Consejería de Educación madrileña no se empe- ña a fondo en la negociación de un nuevo Acuerdo Sectorial para los docentes. No se percibe suficiente interés ni empuje político a la hora de “pintar” el presupuesto necesario para satisfacer las legítimas demandas del profesorado. Si la presidenta regional quiere realmente acuerdos en la Comunidad de Madrid, es insoslayable alcanzar previamente un Acuerdo Sectorial con los sindicatos de la Mesa Sectorial que sitúe al profesorado madrileño, seriamente dañado en la anterior legislatura, en el puesto que le correspon- de en cuanto a condiciones de trabajo y retribuciones, acorde con el nivel de vida y de renta de esta comuni- dad y al magnífico nivel que ocupan los estudiantes madrileños en los rankings internacionales. El profesorado tendrá que hacer oír su voz si, contraria- mente a lo que está ocurriendo en otras comunidades autónomas y otros ámbitos funcionariales de la comu- nidad, no ve ningún resultado positivo. No es posible la firma de ningún acuerdo si no se recogen medidas con- cretas que colmen las expectativas de los docentes. El Gobierno Regional debe poner los medios para paliar el descontento crónico de un profesorado que, a tenor de los resultados, ha demostrado una implicación, una pro- fesionalidad y una entrega que deben reconocerse. E d i t o r i a l 4 Quienes quieren mejorar la educación madrileña deben empezar por revertir los recortes El Acuerdo madrileño debería ser posterior a ese hipotético Pacto de Estado y a una nueva Ley de Educación Ante los resultados de TIMMS y PISA 2015 no es de recibo proponer en Madrid una enmienda tan severa a la praxis educativa ni al papel del profesorado

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