Buzón de Alcance 188

N u e s t r a o p i n i ó n Se veía venir... La Proposición No de Ley, sobre deberes, presentada por Ciudadanos y aprobada en la Asamblea de Madrid con el apoyo del PSOE y Podemos, con abstención del PP, es solo la constatación de que los políticos y algunas aso- ciaciones de padres desprecian nuestra profesión y pro- fesionalidad. No es una cuestión de si debe o no haber deberes, sino una demostración más de hasta qué punto consideran que somos innecesarios y prescindibles a la hora de tomar hasta las más elementales decisio- nes en el proceso educativo. Esto solo es un clavo más en el ataúd que llevan años construyendo entre muchos sectores de la sociedad. Emprenden reformas educativas sin nosotros, llevan a cabo análisis del sistema educativo sin pedirnos opinión, deciden qué perfil profesional es necesario sin hacer caso a lo que decimos, y pedagogos que nunca han pisa- do nuestras aulas dictaminan, en “libros blancos”, gran- des “verdades” sobre la educación sin haber tenido en cuenta las recomendaciones, basadas en la experiencia, de los profesores. Si llevase un coche a un taller y me llamase el director de la SEAT para decirme lo que le pasaba sin siquiera haberlo revisado ni haber hablado con el mecánico, yo tendría claro que lo mejor sería llevar mi coche a otro taller. Si lo contase, quien me oyera se llevaría las manos a la cabeza. Sin embargo, la educación en nuestro país lleva años en manos de dirigentes y expertos que no han vivido nunca el día a día del aula y no parece que esto le extrañe a nadie. No digo que los dirigentes y los expertos no tengan cabi- da en las reformas y leyes educativas, pero sí reclamo, por el bien de los alumnos, que los expertos de verdad, los que estamos en el aula y sabemos lo que realmente ocurre, podamos aportar nuestra valiosa experiencia sobre las posibilidades y carencias que existen, antes de que se aprueben leyes y reglamentos teóricos, plantea- dos desde el desconocimiento de la realidad y, por tanto, muchas veces inútiles e imposibles de llevar a cabo, y que finalmente se traducen en más papeleo pero en nin- guna modificación sustancial dentro del aula. No se entiende cómo pueden debatirse o tomarse deci- siones sobre temas educativos sin contar con la opinión de los profesionales que están a pie de aula. Pacto educativo para una Ley educativa Lo primero que debemos hacer como sociedad es mar- car los objetivos que pretendemos lograr, para lo cual hay que ser honestos y hablar claro. ¿Queremos centros educativos que preparen a los alumnos para una vida profesional y para participar con conocimiento en la vida democrática? ¿Queremos formar hombres renacen- tistas con una formación académica completa o alum- nos felices a los que no se les pide que se esfuercen ni se acostumbren a vivir con normas? Se pueden querer varias o muchas cosas a la vez, pero habrá que establecer prioridades en lugar de pretender una mezcla imposible de todo lo anterior: preparación profesional, una formación renacentista del siglo XXI y la felicidad plena para todo el alumnado. Saber lo que queremos es fundamental y decirlo con toda claridad también, porque de lo contrario los pro- fesionales viviremos en la esquizofrenia permanente de intentar lograr objetivos totalmente opuestos . Una vez que se decida como sociedad lo que realmen- te queremos y lo podamos decir sin tapujos en voz alta, entonces tendrían que acudir a nosotros como lo hacen en otros países, como en Finlandia, que tanto gusta a todo el mundo, donde una vez que los políticos pac- tan los objetivos a grandes rasgos piden a los profe- sionales, o sea, a los profesores con experiencia en el aula , que desarrollen un plan para conseguirlo. Mi aula sin mí 7 Carolina Fernández del Pino Vidal Secretaria de Acción Sindical

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