Buzón de Alcance 188

E L pasado 17 de marzo, se aprobó en la Comisión Permanente del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid el Informe Recomendaciones para el diseño de acciones educativas en relación a las familias, el alum- nado, la convivencia, el profesorado y los centros docen- tes , y su correspondiente dictamen, sobre el que ANPE- Madrid se abstuvo por no compartir algunos puntos de su contenido y presentó un voto particular. Un informe que en realidad no es tal, sino 118 recomen- daciones muy escuetas, susceptibles de múltiples interpre- taciones, descontextualizadas y carentes de un análisis o diagnóstico de la educación madrileña, imprescindible para recomendar los cambios que se proponen. Este documento vino precedido de unas jornadas de deba- te, con participación de varios expertos en diferentes temas educativos y de los miembros de la Comisión Permanente, aunque esporádicamente también estuvieron en alguna sesión un representante del Grupo Parlamentario Popular y del Socialista de la Asamblea de Madrid, y algún miem- bro del Pleno del Consejo Escolar. Una participación exi- gua para haber sido organizadas por una consultora exter- na, con un método de trabajo inadecuado y un resultado muy cuestionable para el fin que se perseguía: elaborar un documento que sirviese de base al Pacto Educativo madri- leño. Deficiencias que tuvo que subsanar finalmente el equipo técnico del Consejo, elaborando las propuestas que se discutieron en la Comisión de Trabajo creada ad hoc . Finalmente, ni ANPE ni el profesorado madrileño se encuentran reconocidos en algunas de las ideas y propues- tas que el Consejo Escolar madrileño ha hecho suyas. De nuevo se pone el foco y el acento de la mejora educativa en la supuesta falta de formación, en la evaluación y en la mejora de la práctica docente. Para mejorar la educación madrileña, situada en los pues- tos de cabeza de los rankings internacionales gracias a unos profesores no reconocidos en su profesionalidad ni en el papel que han jugado en estos buenos resultados, paradó- jicamente se les señala como los principales destinatarios de la mayor parte de las recomendaciones que contiene este “informe”. Treinta y ocho veces aparece la recomen- dación de formación del profesorado, dando a entender implícitamente que ese es el nudo gordiano de la educa- ción regional y habría que hacer tabula rasa de su baga- je formativo y del valor de su experiencia. Resultaría impensable aplicar a cualquier profesión los cri- terios que se proponen: injerencia de personas no profe- sionales (aunque sean las familias) en la regulación de muchos aspectos del ejercicio diario, así como exigencias de formación y evaluación, que hacen recaer sobre el pro- fesorado en activo sombras de sospecha respecto a su ido- neidad para desempeñar la labor educativa en el marco de un nuevo paradigma del que se habla como un mantra, que no sabemos en qué consiste ni está consensuado, pero cuyo modelo subyacente rezuma en cada una de las reco- mendaciones del “informe”. El texto transmite la sensación de que en los centros edu- cativos está todo por aprender y que la educación madri- leña es un desastre, algo que no corresponde a la realidad, pues cuanto enumera ya forma parte de la práctica diaria de equipos directivos y profesorado, quienes, por tanto, no encontrarán en él ideas nuevas. Tiene el texto un marcado sesgo ideológico y recupera un ideario neologsiano que creíamos superado, pero que sor- prendentemente los nuevos gestores de la educación madrileña han rescatado y adoptado como propio. Son notables las carencias de su contenido y se fundamenta en una filosofía educativa que supone una sentencia para los docentes que al leerlo desarrollarán, a buen seguro, el Síndrome del Profesor Trasnochado. En el epígrafe de las Familias , bajo la apariencia de la bús- queda de una mayor participación y cooperación entre la familia y la escuela, lo que en realidad subyace es la inten- ción de otorgar mayor protagonismo a las asociaciones de padres y madres en la vida de los centros. Se recomienda, en definitiva, un mayor intervencionismo, que desborda el marco de participación legal establecido por la LOMCE y resulta excesivo al ir un paso más allá de lo lógico: el con- trol y la fiscalización de las actividades académicas, los objetivos, los contenidos y los aspectos metodológicos, para propiciar un cambio radical del modelo educativo, del rol del profesor y del papel de la escuela. Echamos en falta en este epígrafe una alusión explícita a la máxima responsabilidad que tiene la familia respec- to a sus hijos, y a su implicación y colaboración con los centros en su educación, la formación de su voluntad y N U E S T R A O P I N I Ó N 5 Recomendaciones del Consejo Escolar para un pacto educativo Un “informe” con serias deficiencias Francisco Melcón Beltrán, presidente de ANPE-Madrid Rosalía Aller Maisonnave, secretaria de Comunicación

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