Buzón de Alcance 187

tener confianza en el poder de la educación, consi- derar la docencia como un servicio, ser paciente y perseverante en la consecución de objetivos razona- bles, ser un buen modelo a imitar, entre otras, son cualidades importantes que deben adquirir los que se dediquen a enseñar”. Entusiasmo, confianza y servicio pueden convertirse en nuevas maneras de nombrar la vocación. El concepto de vocación puede ser reemplazado por el de profesión por- que, al tiempo que se aceptan deberes, hay que exigir derechos para poder cumplir con las obligaciones. Sabemos que ser funcionario es una condición jurídica que recae en un determinado número de personas que mantienen un tipo de relación con la Administración regulada por el derecho administrativo. Sobra la frase “ser funcionario no es una profesión”. Como docente que soy, además de poseer la condición de funcionaria, les pediría más respeto a la hora de hablar de la enseñanza como capacidad universalmen- te poseída, porque lo que realmente poseemos es la capacidad de aprender. Todo el mundo tiene algo que enseñar y todos tenemos aún mucho más que aprender. Desde el mismo momento del nacimiento, el niño es un ser activo que muestra conductas específicas, relaciona- das con el lenguaje humano. Del mismo modo, presen- ta otras conductas que le permiten establecer vínculos afectivos con los adultos del entorno. El dominio pro- gresivo de las habilidades de uso del lenguaje es un fac- tor decisivo en el desarrollo general, a la vez que es difí- cil explicar la evolución del lenguaje sin relacionarlo con el medio social y la capacidad intelectual. Por eso, la adquisición y el desarrollo del lenguaje son aspectos básicos a trabajar en la escuela infantil, y, en ese senti- do, esta etapa es un momento óptimo para facilitar estas adquisiciones, fomentar hábitos correctos de expresión, así como contrarrestar las deficiencias que puedan traer los niños de su medio familiar. Si las madres, sea cual sea su nivel cultural, enseñan muy bien a hablar a sus hijos, ¿para qué estudiar los problemas más frecuentes en el lenguaje infantil? Uno de los objetivos principales de cualquier docente es que su alumno sienta que forma parte de algo más gran- de que él mismo, como su familia, grupo de amigos, ciu- dad... llevándose una enorme fuente de bienestar y seguridad. Los docentes tenemos que saber escuchar, pero a nos- otros nadie nos escucha. Ante diversas situaciones que nos crean cierta preocupación o malestar, nos dicen: “No entiendo por qué te pones así”, “¡Eso es una tontería!”. Nuestros problemas también son grandes oportunidades para enseñarnos a encontrar soluciones. Decir que el estrés del docente es el sentimiento de estar sometido a exigencias que no se pueden cumplir no es lo que yo tengo entendido por estrés. El estrés es la reacción de nuestro cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios puede ser positivo, pero cuando dura mucho tiempo puede dañar nuestra salud, ya que nuestro cuer- po se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro. Lo que sí se ha comentado mucho es que los docentes tienen una alta propensión a sufrir trastornos de ansie- dad. 10 N u e s t r a o p i n i ó n

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