Buzón de Alcance 186

y establece las etapas del viaje. Solo así, los navegantes sabrán qué se espera de ellos y qué deben hacer, y el avance será efectivo. No hay que "convencer a los docentes en activo de la trascendental y difícil tarea que les toca asumir”; la tenemos asumida y, por lo tanto, no hay involución educativa, como algunos dejan entrever. Es preciso, antes de abordar cualquier reforma de la formación y los sistemas de acceso a la docencia, definir o dise- ñar el modelo educativo que necesitamos y el sector docente asumirá los retos que sean precisos, como ha hecho durante décadas, aunque algunos no quieran reconocerlo, y a buen seguro que entonces la educa- ción española conseguirá reducir las cifras escanda- losas del abandono escolar temprano, su verdadero talón de Aquiles, y situarse en el puesto meritorio que deseamos. En la Comunidad de Madrid también se pretende fraguar un pacto por la mejora de la calidad de la educación antes de finalizar el curso, situando bajo la lupa el trabajo del profesorado, al que se invita desde diversas instancias a despojarse de su práctica docente, adquirida a base de experiencia, y asumir nuevos métodos de enseñanza, a realizar cambios metodológicos, coordinarse, trabajar en equipo y un largo etcétera sin criterios bien definidos, que más que aclarar, confunden a los docentes. Cuestiones vagas e imprecisas que afloran periódicamente desde hace décadas, abordándose con poco rigor y generando titulares de prensa que poco ayudan a mejorar la docencia. Es evidente que hablar sobre los docentes es menos costoso que revertir los recortes, pero antes de esta- blecer las líneas que definan un modelo profesional deben establecerse los derroteros y las señas de iden- tidad de nuestra educación. Los debates educativos, para que sean efectivos, requieren método y objetivos claros. Solo pueden extraerse conclusiones sesgadas y adoptarse solucio- nes parciales si antes no se realiza, forzosamente, una evaluación sistémica de la educación madrileña para ver cuáles son sus fortalezas y debilidades. De otro modo, no es posible acometer con rigor y credibilidad reforma alguna. Una evaluación censal y rigurosa de todo el sistema debe ser la base y el punto de partida para establecer un diagnóstico compartido de la situación educativa y sobre el profesorado, paso pre- liminar e imprescindible a la adopción de cualquier medida. En los presupuestos de 2016, las partidas educativas permanecen prácticamente inalteradas o aumentan en un leve porcentaje. La inversión educativa que contemplan para el próximo año no va a impedir que se mitiguen las carencias en cuanto a la contratación de profesorado, desdobles, disminución de ratios, des- arrollo de programas, cobertura de sustituciones, etc., que afectan a la calidad educativa y que no van a solucionarse. Son unos presupuestos restrictivos, poco ambiciosos en lo que afecta a la educación y que con- dicionan la calidad de la enseñanza que se presta en la Comunidad de Madrid que, por cierto, será paliada por el buen hacer, la dedicación y la entrega de unos profesionales poco reconocidos y muy cuestionados. También ahora se reabre o, mejor, se reaviva un deba- te déjà vu en el año 2007 sobre la convivencia escolar, porque hay sectores a los que conviene tener conten- tos por el efecto pendular de la táctica política. No es una prioridad entre el colectivo profesional docente –tras cinco años de continuos recortes en la educación pública, que han afectado a la calidad de la enseñanza y a los derechos económicos y sociola- borales de los docentes– la apertura de un debate de esta naturaleza sobre la convivencia escolar, con el alcance que se anuncia: revisar la actual normativa, modificarla o sustituirla. Ante la buena disposición de los actuales gestores, solo resta advertir que cualquier modificación o nue- vos elementos que se introduzcan en la normativa vigente deben adoptarse con sentido y rumbo caute- loso, sin dejarse deslumbrar por quienes han estado aguardando la ocasión para imponer unos plantea- mientos y unas soluciones difíciles de compartir sobre este sensible asunto. Por último, una petición: dejen la educación en manos de los profesionales, que por tradición, por experiencia a pie de aula y por formación sabrán estar a la altura de las circunstancias, y a buen seguro que, sin interferencias, conseguirán forjar ese pacto edu- cativo imposible en otros ámbitos. E D I T O R I A L 4 Ahora se reaviva un debate déjà vu en 2007 sobre la convivencia escolar

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