Buzón de Alcance 185
7 N u e s t r a o p i n i ó n forma inmediata o para que al profesorado que se ponga enfermo se le deduzcan haberes. Es responsabilidad del Gobierno de la nación, pero también del regional intentar que estos efectos negativos vayan desapareciendo tanto en el plano individual del profesorado, como en el global de la educación, en general. Tenemos tarea, buenas intenciones y lo que hace falta es que a final de curso haya una evaluación positiva, no queden pendientes para septiembre y se haya roto esa sin- gularidad de Madrid, con respecto al resto de España. Que las buenas intenciones se hayan transformado en hechos. E N 2007, Finlandia implantó un programa antiacoso llamado KiVa, que está teniendo unos resultados espectaculares. Básicamente, se basa en educar a los niños y adultos para, por una parte, prevenir el acoso y, por otra, hacerle frente cuando surge, porque como explican en varios documentos informativos, aunque se puede reducir el acoso bastante, nunca va a desaparecer. El programa me parece especialmente interesante porque se centra en ese amplio sector de alumnos que no son víctimas ni verdugos, ya que las nume- rosas investigaciones en las que se han basado para desarrollar este programa llegaron a la con- clusión de que la mayoría era una parte importan- te del problema. Pretende que la mayoría se haga responsable de la situación y la prepara para enfrentarse al acoso y apoyar a la víctima. Además, a los niños se les explica que cuando informan del acoso no están “chivándose”, sino ayudando a alguien que lo está pasando mal y evi- tando que se produzca una situación que no se debe permitir. Otro concepto que me parece importante es la desmitificación del acosador. En un folleto para padres, les explican que aunque tendemos a pen- sar que el acosador es una víctima de una situa- ción personal o social, esto no es verdad. Normalmente los acosadores no tienen problemas significativos, son niños que lo hacen porque les parece gracioso, para impresionar a los demás o simplemente por falta de consideración. Llamativo también es el papel que juegan los pro- fesores. Cuando un colegio decide implantar este sistema en su centro, se le envía diverso material, entre el cual se encuentra un chaleco naranja reflectante. El adulto responsable de cuidar el recreo debe ponerse este chaleco, que es muy lla- mativo y se ve desde lejos. Sirve de recordatorio a todos los alumnos de que hay alguien ahí para cui- darlos. Un símbolo de que hay reglas y determina- das actitudes y acciones no se van a permitir. Sin complejos. Como profesora, mi primer deber, antes incluso del de impartir materia, es asegurar el bienestar físico y mental de mis alumnos. Quiero que la sociedad lo reconozca y me dé los instrumentos necesarios. Pero es más, estoy convencida de que el acoso laboral empieza en el colegio. Si el acoso se per- mite o se le resta importancia porque “solo son niños” y si, además, permitimos que se perpetúe el mito de que la mayoría de acosadores son vícti- mas, ¿qué mensaje estamos mandando a esos alumnos entre los cuales se encuentran los acosa- dores laborales o los agresores de violencia de género, los violentes o achantadores del futuro? Hay que dejar claro que hay actitudes que no son aceptables y que todos somos responsables frente a ellas. “Al final, recordaremos no las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos”, dijo Martin Luther King, Jr. De acoso escolar a acoso laboral Por: Carolina Fernández del Pino Vidal Secretaria de Acción Sindical
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