Buzón de Alcance 178
N U E S T R A O P I N I Ó N En educación, todos expertos A ÑOS de aprendizaje, de estudio y prepara- ción para llegar a una triste conclusión: todo nuestro esfuerzo ha sido inútil, cual- quier persona –padres, alumnos, vecinos…– nos da lecciones de pedagogía sin necesidad de pasar por ninguna facultad. Uno cree que sus años de experiencia en las aulas le curten, por aquello de que “todo lo que no acaba contigo te hace más fuerte”, pero lo cierto es que siguen haciendo mella en nuestro estado de ánimo las faltas de consideración, el “calumnia que algo queda “ y la forma que tanto padres como alumnos tienen de arrogarse la capacidad de cuestionarnos, no solo nuestra metodología o los contenidos que impartimos –establecidos por ley– sino que, como una forma más de rizar el rizo, puede entrar incluso a debate algo tan crucial e importante para la edu- cación del alumno como es el color de bolígrafo que se utiliza en las correcciones (hechos reales). En ninguna otra profesión, que yo sepa, a sus pro- fesionales se les cuestionan con tanta virulencia sus decisiones y su formación. En ninguna otra profesión se admite que personal externo a la misma, y por lo tanto profano en la materia, quiera organizar, pre- sionar o saber más que el propio especialista. Sin embargo, en educación, todo vale y nada sor- prende. Ni a propios, al admitir las injerencias que se perpetran sin ninguna justificación razonable por ciertos elementos de la comunidad educativa y con la aquiescencia de los distintos representantes de la Administración, ni a ajenos que se adjudican el dere- cho de cuestionar cualquier decisión, sea pedagógica o de organización, y además exigen –de señor a vasallo– ser obedecidos en todas sus peticiones por absurdas que resulten. Y es que ya no es el alumno quien se debe adaptar al profesor, ni el que tiene esforzarse por aprender los contenidos que establece el currículo, ni el que debe ser correcto en el trato con los demás, ni el que acata los horarios o fechas de exámenes, ni al que se le evalúan el aprovechamiento y los conocimien- tos adquiridos de acuerdo con los contenidos esta- blecidos en la programación. No, ahora es el alum- nado el que decide, a tenor de las denuncias que for- mula y de la viabilidad que se les da, cómo y cuándo se hace un examen, los criterios de evaluación y los contenidos que deben evaluarse, el qué y el cómo de los temas a tratar en clase, lo que es correcto o no en cuestiones de convivencia. Ahora, ocupando el hueco que como profesionales nos hemos dejado arrebatar, surgen los “entendidos” que se adjudican conocimientos y decisiones que no son de su com- petencia, entre ellas la capacidad de juzgar –sin necesidad de recurrir al buen criterio de los especia- listas en educación, que los hay– la idoneidad del profesor y exigir su inmediata destitución. Malos tiempos corren para la educación y sus pro- fesionales si desde la Administración se permiten y toleran injerencias en nuestra profesión y nosotros mismos como colectivo no somos capaces de decir basta. 6 Por: Inmaculada Suárez Valdés Coordinadora estatal del Defensor del Profesor Secretaria estatal de Comunicación de ANPE
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