Buzón de Alcance 175

De forma interesada, unos y otros han situado el foco del debate educativo sobre los docentes, a quienes se atribuye una escasa cualificación, culpándolos sin disimulo de los males que aque- jan a nuestra educación. Por eso es determinan- te conocer el nivel de formación del profesora- do y hemos promovido la campaña La verdad sobre la profesión docente , en la que hemos pedido a los Consejos Escolares de cada comu- nidad y al del Estado que demanden a las res- pectivas Consejerías de Educación y al Ministerio de Educación datos concretos y específicos sobre el nivel de formación, las titulaciones y la cua- lificación de los profesores que prestan servicios en la enseñanza pública, para poder arrojar luz sobre esta cuestión. El diálogo y la negociación se tornan imperio- sos en unos momentos tan difíciles, donde ade- más de la económica hay una crisis política y de confianza en las instituciones, que no dan adecuada respuesta ni encuentran soluciones a los problemas de los ciudadanos, y en unos par- tidos endogámicos afectados por numerosos casos de corrupción. Ignorar la opinión de los profesionales y de quie- nes les representamos, en unos momentos de reformas, por parte de nuestros gobernantes, al margen de sus consejeros áulicos, es un error de bulto y evidencia la lejanía y suficiencia de la acción política. En la Comunidad de Madrid es manifiesto y notable el vértigo que producen en el profeso- rado y en las organizaciones sindicales del sec- tor algunas iniciativas de la Consejería de Educación, cuyo objetivo es modificar nuestra tradición educativa –concepto que no es bala- dí–, pretendiendo emular soluciones basadas en un modelo anglosajón, del que se quieren tras- ladar a la realidad madrileña sus aspectos más nocivos o controvertidos, así como una apuesta clara y decidida por la enseñanza privada. Ello provoca la desconfianza del profesorado, el recelo y la desafección con las políticas educati- vas, no solo madrileñas sino también nacionales, y especialmente con la reforma educativa que está a punto de aprobarse, la LOMCE, que se ha fraguado de espaldas al profesorado. Aun consi- derándola necesaria, el escaso interés que susci- ta y la falta de consenso serán el preludio de su fracaso. También es cierto que la educación, las políticas educativas y la gestión de los recursos humanos se han convertido en elementos ideológicos que alimentan la lucha política, una lucha feroz que se libra en el campo educativo e imposibilita cualquier tipo de entendimiento y acuerdo. Es lamentable que, en una región con un altísi- mo índice de paro juvenil, el desproporcionado aumento de tasas académicas y universitarias decretadas por el Gobierno madrileño –especial- mente las establecidas para las Escuelas Oficiales de Idiomas, que son las más altas de España– se produzca precisamente en unos momentos en que se exige a los docentes un nivel de idiomas mínimo para acceder a las habilitaciones lingüís- ticas, y cuando nuestros jóvenes se ven forzados a emigrar y más necesario es el conocimiento de otras lenguas. La eliminación de la gratuidad de los ciclos formativos de grado superior y la dis- minución de la oferta de plazas en la red públi- ca dificultan el reciclaje y la reconversión pro- fesional, más necesarios que nunca, de quienes tienen un empleo precario o están parados. Estas medidas sintomáticas muestran que el rumbo de la acción política y de la educación madrileña no da respuesta a las necesidades de los ciuda- danos y que va en dirección contraria a la que debiera. 5 E d i t o r i a l El diálogo y la negociación se tornan imperiosos en unos momentos tan difíciles

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