Buzón de Alcance 175

2 5 B U Z Ó N A B I E R T O Estos días hemos sido asombrados testigos de un linchamiento inmisericorde de la profesión de maestro desde las declaraciones de la con- sejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Titulares como: “El 86% de los aspi- rantes a maestro suspende el examen de cono- cimientos generales: 19 respuestas disparata- das”, aderezado con alguna casuística, ponen en la picota a una profesión de la que depen- den los hijos de todo un país. No es de recibo que desde las Administraciones, que son las que deben velar por la buena educación, se denigre a quienes la imparten. Como bien señala el comunicado, los que no están prepa- rados no pasan la oposición, quedan fuera y no imparten clase, por lo que los padres deben estar tranquilos ya que sus hijos están en bue- nas manos. Pero el daño que noticias sensa- cionalistas como esta pueden hacer en la autoestima de los propios profesores, arrastra- dos por la ola mediática, y en la valoración de los mismos por los padres de sus alumnos y hasta en los propios alumnos, es inmenso. Como maestra y como formadora de maestros, con amplia experiencia en ambos campos, creo que puedo emitir opiniones autorizadas sobre el tema. Veamos: a los maestros se les prepa- ra en las Facultades de Educación, que han sido tradicionalmente maltratadas por los dis- tintos gobiernos. Somos producto de la dimen- sión diacrónica y de los avatares de la histo- ria. Hemos pasado del “pasa más hambre que un maestro de escuela” a ser la segunda pro- fesión más valorada en España, detrás de los médicos. Pero ello no ha sido gratis. Aquí se preparaba en la Universidad a un veterinario para atender animales con cinco años de pre- paración; a un maestro, para educar a niños, le bastaba con tres y solo desde hace treinta años en la Universidad. Esta visión de la pro- fesión de maestro como profesión de mujeres o de personas de extracción rural, de segunda categoría, ha prevalecido en el imaginario colectivo y, cómo no, a veces también en la propia de los profesionales. Se ha luchado durante largos años en la dignificación de la profesión, con la inclusión en la Universidad primero, y con la homologación de los estu- dios de Grado más recientemente. Los prime- ros Graduados de Magisterio tienen, evidente- mente, la misma categoría profesional que los Graduados en Veterinaria, en Biología o en Matemáticas. Su formación hoy puede com- petir con cualquiera de esas profesiones. ¿Cómo explicar el hecho sucedido en las opo- siciones de Madrid? El primer punto, ya expuesto, es histórico. El segundo es contex- tual: los constantes cambios en los planes de formación de maestros desde la transición han hecho que se pasara de un tronco de forma- ción común, formado por materias generales y pedagógicas, a una propuesta curricular muy abierta, en la que cada Facultad proponía un plan de estudios diferente (en función gene- ralmente de intereses particulares), quitando a los maestros ese alto nivel intelectual y de cultura general que desde la posguerra han ostentado y cuyos productos estamos cose- En defensa de los maestros Por: Isabel Cantón Mayo, catedrática de Didáctica de la Universidad de León Por su interés para nuestros lectores, reproducimos los artículos siguientes, difundidos recien- temente por los medios de comunicación. Diario de León.es, 15 de abril de 2013

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