Buzón de Alcance 171

E D I T O R I A L 4 Mientras nuestros gobernantes demandan más sacrificios a los ciudadanos y fustigan a las cla- ses medias con subidas de impuestos, nuevas tasas y bajadas de sueldo para contener el déficit, que perjudican a los más desfavoreci- dos, a la vez que aumenta el desempleo y dis- minuye el consumo interno, se manifiesta con mayor intensidad el descontento de la pobla- ción al comprobar que no se tiene previsto adelgazar las estructuras de un Estado que en sus dimensiones actuales, no podemos soste- ner. Sirva como ejemplo que, tras el compro- miso anunciado de reducir 600 empresas públicas, solo han desaparecido dos. Estas y otras reducciones de menor entidad resultan a las claras insuficientes, ante el brutal endeu- damiento heredado, incrementado por el pago de los intereses de la deuda. Es vox populi, aunque no se han dado datos oficiales, que España es el país europeo con mayor número de políticos y cargos públicos por habitante de toda Europa. A pesar del cla- mor que se oye en cualquier rincón de la nación, no hay planes para reducir su cuantía ni se adivina medida ejemplarizante alguna que suprima sus privilegios y que afecte a sus canonjías. Comienza a hacerse notoria la des- afección ciudadana hacia quienes exigen sacrificios sin que a ellos les afecten las medi- das anticrisis ni se den por concernidos. Una parte de nuestra clase política se muestra ante los ciudadanos como una casta que se reproduce, sin rubor, endogámicamente, y tiende a permanecer separada de los intereses y cuitas de los demás. Muchos de ellos han gestionado los asuntos públicos en su propio interés, en unas condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inacepta- bles, sin que aparentemente, hasta el momen- to, estos excesos les hayan pasado factura. Algunos de ellos, además de no darse por alu- didos y a falta de mejores argumentos para convencer a la ciudadanía, se han atrevido a descalificar –cuando no insultar– sin funda- mento alguno, desde la atalaya de sus cargos –y gracias, en buena medida, a medios de comunicación y “tertulianos” paniaguados–, a cualquier colectivo profesional o funcionarial, incluidos los docentes, que haya mostrado su disconformidad con las decisiones políticas, los recortes y las medidas restrictivas lesivas para sus derechos. En algunos casos se están pasando algunas líneas rojas que pensábamos inviolables tras los últimos treinta años de convivencia demo- crática. Tenemos la sensación de que se está desmontando un modelo social que ha costa- do muchos esfuerzos construir, sobre todo en Clamor ciudadano: ¡Adelgacen el Estado! En esta coyuntura tan difícil, es necesaria una reforma de los registros y modos de hacer política

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