Buzón de Alcance 168

M E preguntaba si en la educación existe algo de mentira, o si puede analizarse esta desde dife- rentes ópticas. Mi opinión es que no, o al menos que no debiera verse desde ángulos contrapues- tos. La educación es cosa de todos, ya que sus benefi- cios redundan en toda la sociedad. No podemos condu- cir esta base social remando uno para cada lado, sino que ha de ser un trabajo conjunto de todos y para todos. La educación y formación de nuestros alumnos es la base de una sociedad que aspira a estar en los primeros lugares que exige un mundo globalizado. Cada día pode- mos observar cómo los llamados “países emergentes” invierten más en la formación de sus alumnos. Constituir un buen sistema educativo no es gratuito, sino que debe asentarse en una inversión tanto humana como de medios. ¿Puede alguien pensar que la formación es cre- ada ex nihilo o que, por el contrario, esta debe estar sustentada en un trabajo conjunto de toda la sociedad? La educación es tan importante para la sociedad que no puede ser introducida en un cajón de sastre y tratada como cualquier otra cosa. No podemos hacer recortes en educación como si lo hiciésemos en jardines o en lim- pieza de calles. Por cierto, una buena educación ayuda, partiendo de una buena formación, a que las calles estén más limpias. La educación no es algo baladí, sino que es la base futura de cualquier pueblo. Podríamos ver la educación solo atendiendo a una pro- ductividad económica, es decir, solo desde el ámbito de la rentabilidad más estricta; no debiéramos, ya que la educación es mucho más que eso, pero podríamos hacerlo. Si este fuese el caso, es decir, distinguirla desde el punto de vista más frío que puede ser analizada, aún así deberíamos utilizar todos los medios que estuviesen a nuestro alcance, humanos y materiales, para lo cual es preciso una inversión económica costosa, pero nece- saria; nunca se han obtenido beneficios de la nada. Invertir en educación es invertir en futuro. Siempre nos vanagloriamos diciendo que trabajamos por las genera- ciones futuras; puede ser que esto sea cierto, pero quizá este no sea el camino, ya que si seguimos así seremos el oprobio de los que vendrán en un futuro. Ya de alguna manera estamos viendo cómo muchos de nuestros alumnos, muy bien formados, por cierto, tienen que marcharse de su país por necesidades que en el lugar donde viven no pueden satisfacer, y no me refiero solo a las económicas. Recordemos los versos de Ramón de Campoamor: “Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira.” para sentar las bases de una educación que no tenga diferentes colores ni aristas, sino que solo contemple un único objetivo para todos: la formación de nuestro alumnado. En estas últimas semanas se ha abierto una vía de diálo- go, altamente esperada por cierto, entre la Administración madrileña y los sindicatos. Parece que podemos albergar cierta esperanzan en que puedan solucionarse los proble- mas que afectan a nuestro sistema educativo. Bienvenidas sean todas las iniciativas que conduzcan a mejorar la for- mación de nuestro alumnado. Nos dicen que comienza a verse la luz al final del túnel, esperemos que no sea la de una locomotora. Pedro M. de Tena Delegado de ANPE-Madrid El cristal con que se mira B U Z Ó N A B I E R T O 14

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