Buzón de Alcance 167

N u e s t r a o p i n i ó n 5 U NA de las cosas a las que nos tienen acostumbra- dos es a observar hasta qué punto un acto o un hecho puede ser interpretado de forma diferen- te según qué personas o entidades realicen esta inter- pretación. Cada mañana nos despertamos con portadas de periódicos que parecen hablar de países distintos cuando se refieren al panorama nacional, o los resulta- dos de tal o cual encuesta dependen de quien nos los transmita. También sabemos que, en un estudio, los resultados cuantificables supuestamente de forma obje- tiva adquieren una interpretación totalmente diferente según quien la realice. Sin embargo, este año me está chocando cómo se uti- lizan los números o datos objetivos en educación. Resulta que está de moda hablar de “horas de docen- cia”. Las horas de docencia de un centro se obtienen multiplicando el número de profesores de ese centro por el número de horas que deben impartir. O sea que si un centro tiene 60 profesores y estos imparten docencia 25 horas, en el caso de primaria, o 20 en secundaria, el cen- tro tiene un total de 1.500 horas en primaria o 1.200 para secundaria. La primera vez que oí esto dejé de seguir la explicación que me estaban dando para con- vencerme de que no faltaban profesores, porque me chocó enormemente oír hablar de horas en vez de pro- fesores. Me dio la sensación de que estábamos hablan- do de bombones o tornillos o algo así, como si las horas fueran por un lado y el docente por otro. No digo que esto no fuese normal al confeccionar hora- rios, pero estaba acostumbrada a oír hablar del núme- ro necesario de profesores para un número determinado de grupos. También se hablaba de medio profesor o, últi- mamente con más frecuencia, de un tercio de jornada. Pero el concepto de horas aplica- do tal cual a nuestra profesión me parece confuso. ¿Qué pasa si en un centro hacen falta cuatro horas de matemáticas? ¿o si sobran? Eso sería un quinto de profesor. O ¿qué pasa si sobran cuatro horas de dibujo y faltan cuatro de matemáticas? Si fuese así, sería necesario un quinto de profesor. ¿Tendrían que mandar al profesor de dibujo a completar su horario de horas lectivas en otro centro? Por ejemplo, si un centro dispone de X horas y hay tres profesores de baja de larga duración, quizás habría “horas” suficientes para cubrir estas bajas. Pero me sur- gen varias preguntas. Por ejemplo, ¿qué pasa si los tres son de matemáticas? Ya sé que hay horas disponibles, pero ¿hay horas de matemáticas? O ¿qué pasa si es el PT o la AL? Hace unos días me estuvieron comentando en un centro que no podían pedir un sustituto de bilin- güismo, ya que la PT estaba habilitada y, por lo tanto, se les había comunicado que no había necesidad. La solución era fácil: no daba sus clases y sustituía a la pro- fesora que estaba de baja. Voilà! Todo solucionado. Esto de las horas no me acaba de convencer. Por supues- to que pienso en la necesidad de optimizar los recursos, tanto materiales como humanos, pero creo que aquí se está partiendo de un error básico de definición. Yo no soy 20 horas de educación, soy profesora de inglés. Entiendo que me partan en dos o incluso en tres, pero ya que me partan en cinco me parece excesivo. En cuanto a las afines, yo, como muchos profesores, he dado afines Dar afines siempre es interesante, se apren- de mucho. Pero tal como se está poniendo el panorama y tal como se están calculando las necesidades en base a horas y no a profesores, no me pare- ce tan descabellado que dentro de poco se con- sidere afín casi cualquier materia del currículo. Aprender cosas nuevas siempre me ha gustado, pero Dios salve a los alumnos que tengan que aprender matemáticas conmigo. Esto de las horas así, grosso modo , no me cua- dra, y me parece que los números en este caso sí mienten o por lo menos engañan. Carolina Fernández del Pino Vidal Secretaria de Acción Social A veces los números sí mienten

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=