Buzón de Alcance 167

—¿Cree necesario desarrollar una nueva ley de educación en España? —Creo que los cambios que es preciso acometer en el siste- ma educativo son de envergadura. Hay asuntos que están pendientes, como el Estatuto del profesorado. El término “estatuto” no me gusta, porque me parece anticuado, pero bueno, comprendo que es el término burocrático estableci- do. Se han pasado dos legislaturas hablando del Estatuto y no se ha conseguido nada. Evidentemente, son cosas que requie- ren cambios de calado. ¿Una nueva ley de educación? No se si es esta o no una cuestión nominalista, pero en todo caso no me parece rigurosamente imprescindible una ley comple- ta de nueva planta, aunque indudablemente hay que hacer importantes correcciones en la legislación actual que permi- tan responder a los desafíos que tiene ante sí la educación española. En un edificio se puede mantener la fachada y cam- biar notablemente su estructura. —¿Qué opina de la aparición de diferentes leyes autonó- micas de Educación? ¿Cree que es necesario que la Comunidad de Madrid tenga su propia ley de educación? —Soy bastante reacio a las leyes autonómicas de educación y me parece un acierto que la Comunidad de Madrid no haya des- arrollado la suya propia, porque creo que estas leyes terminan poniendo el acento en los particularismos. Se ven tentados a definir su propio sistema educativo y eso nos lleva a diecisiete sistemas educativos diferentes. Soy contrario a un panorama para mi país de esas características, que dificulta el logro de niveles razonablemente homogéneos en materia de calidad. Creo que el modelo autonómico que nos hemos dado tiene sus límites de validez y conviene no sobrepasarlos. La proliferación de leyes que inciden en una concepción singular y diferencia- da del sistema educativo en cada una de las comunidades autó- nomas nos alejaría de esa visión más solidaria, más unitaria, más compartida, sin perjuicio de algunas orientaciones propias acordes con las competencias que nuestra Constitución atribu- ye a las administraciones autonómicas. —Existen opiniones contradictorias sobre la calidad de la educación madrileña. ¿Cómo la valoraría? Yo hago la valoración sobre la base de las evidencias empíricas, esto es, de indicadores educativos avalados internacionalmen- te. En la última edición del informe del Consejo Escolar, que se publicará en breve, hay un capítulo dedicado a los resultados de la educación, donde hemos profundizado en los resultados escolares de la Comunidad de Madrid en comparación con otras comunidades autónomas, con el conjunto de España y con otros países de la Unión Europea o de la OCDE. Esos indicadores dicen que obtiene buenos o muy buenos resultados en las pruebas de PISA, no solamente en lo que concierne a la calidad o la exce- lencia, sino también en cuanto a la equidad o la igualdad de oportunidades, un hecho poco conocido porque tampoco ha sido suficientemente analizado. Por ejemplo, probablemente pocos sepan que la Comunidad de Madrid es la primera a la hora de obtener buenos resultados de su población inmigrante, cuyo peso poblacional es enorme en comparación con la media nacional o con otras comunidades autónomas. —¿Cómo podría regularse el acceso a la profesión docen- te para asegurar la incorporación a la enseñanza de los profesionales mejor preparados? —Justamente soy coautor, con Eugenio Nasarre, de algunos artículos que han aparecido en la prensa especializada, donde nos hemos “lanzado a la piscina” para plantear el MIR edu- cativo, un modelo de selección y formación inicial del profe- sorado que se inspirara en el MIR , modelo que ha dado unos resultados espléndidos en el ámbito sanitario y gracias al cual la sanidad española se encuentra entre las primeras posicio- nes de los sistemas sanitarios del mundo, a diferencia de lo que sucede en educación. Más que la fórmula, interesa poner la atención en los rasgos característicos de un buen sistema de selección y formación inicial del profesorado. En primer lugar, la selección ha de preceder a la formación, y no solamente por una cuestión de economía de recursos - no tiene sentido que formemos indiscriminadamente a miles de profesores a través de la fórmula máster de secundaria, por ejemplo, si luego solo una pequeña fracción de ellos se va a dedicar a la función docente-; también por razones de revalorización de la profesión docente. En la medida en que E n t r e v i s t a 12 No ha habido ningún intelectual que se precie, ningún investigador destacado, ningún inventor reconocido que no haya insistido una y otra vez en la importancia del esfuerzo, porque es la única manera de aprender sólidamente

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