Buzón de Alcance 167

E n t r e v i s t a 10 —¿Qué factores clave, evidenciados en otros países como fundamentales para el incremento de la calidad de la edu- cación y la mejora del rendimiento escolar, es imperioso aplicar en España? —En la primera edición de PISA 2000, Alemania sacó muy mala nota, por debajo de España. Eso produjo una conmoción y desató un movimiento de investigación sobre las causas pro- movido por el gobierno federal. Las autoridades educativas implicaron en la operación a la universidad, al Max Planck Institute y a la OCDE. A esta organización se le pidió que hicie- ra un análisis sobre qué tenían en común los países con las mejores calificaciones. El informe destacaba cuatro aspectos. En primer lugar, una delegación significativa de responsabi- lidades de decisión en los centros docentes, según un mode- lo que combinaba la autonomía en materia de procedimien- tos con más control central de los resultados. En segundo lugar, un sistema de exámenes nacionales de final de etapa, basados en estándares de rendimiento que establecían los logros que deberían alcanzar los alumnos. En tercer lugar, la aplicación de procedimientos de pilotaje de los centros edu- cativos y del sistema en su conjunto, que promovían la eva- luación formativa y legitimaban la intervención, en su caso, de los poderes públicos. Y en cuarto lugar, una cultura del logro, que impregnaba el sistema educativo y se traducía en políticas efectivas en materia de calidad; los buenos resulta- dos escolares eran considerados positivamente por la socie- dad y se animaba a los alumnos a conseguirlos. Ello redunda en su seguridad personal, su autoestima, y permite predecir el éxito escolar en años posteriores. Estos cuatro elementos, cuya validez ha sido ratificada en posteriores análisis inter- nacionales, son de aplicación, adecuadamente contextualiza- dos, a la realidad española. —El cambio político puede abrir la posibilidad de realizar reformas en la educación. ¿Cuáles considera prioritarias y urgentes? —Está muy bien planteada la pregunta, porque uno de los problemas de los que, en mi opinión, ha padecido la educa- ción española en estos últimos veinte años es que no se ha acertado en la definición de las prioridades. El principio de Pareto dice que en los sistemas complejos existen pocos fac- tores vitales y muchos factores triviales. Su versión aplicada supone que el 20% de las causas explica el 80% de los efec- tos. Esto significa que hemos de acertar en la elección de ese 20% de las causas de mayor impacto, porque si nos fijamos en las demás, que contribuyen pero no explican gran cosa, estamos perdiendo el tiempo y desperdiciando los recursos. Las soluciones del Sistema Educativo español deberían articular- se, en términos de políticas, en el corto, medio y largo plazo. Es necesario considerar una combinación de actuaciones que, si acertamos en su aplicación, dará a su tiempo resultados generalizados; pero eso no es óbice para que haya políticas directas e inmediatas, entre las que se incluye el cambio de la estructura al que me he referido antes. No obstante, si tuviese que combinar la urgencia con la rele- vancia a la hora de establecer las prioridades, destacaría cua- tro actuaciones sobre la base que nos aporta la evidencia la vía de la enseñanza profesional y la existencia de poderosos incentivos externos, sin compensar, muchos alumnos se han ido del sistema reglado. Por tanto, hay que remover los obstá- culos, aceptando la existencia de distintas vías de éxito, de dife- rentes formas de excelencia, y desplazar esos incentivos exter- nos al interior del sistema reglado. ¿Cómo se hace esto último? Sencillamente, yendo a una concepción compuesta Escuela- Empresa de la Formación Profesional, habilitando a los alum- nos la posibilidad de formarse trabajando, con un período de incorporación a las empresas mediante contratos de aprendi- zaje remunerados de un año completo —ya que los tres meses de la FCT se han revelado insuficientes—, en los que reciben dinero y trabajan en la empresa como parte integrante de su formación. Las características precisas del modelo podrán variar en función de la naturaleza del tejido industrial y empresarial de cada comunidad autónoma. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid está haciendo una experiencia piloto del máximo nivel al adoptar el modelo dual alemán. Pero no todas las comuni- dades autónomas disponen de un tejido empresarial capaz de asumir este modelo con carácter general. En todo caso, hay que aceptar con humildad el hecho de que cuando las tecno- logías cambian rápidamente, la empresa es el lugar ideal para formarse. Es una concepción que ya está calando en nuestro país y hay que desarrollarla. Al remover los obstáculos para que los chicos puedan dirigir- se a la Formación Profesional y al desplazar los incentivos de fuera a dentro del sistema, conseguiremos que un importan- te flujo de alumnos avance por el sistema reglado hacia mayo- res cotas de cualificación. Y si somos capaces de retenerlos dentro de él durante ese período difícil de maduración per- sonal -que es probablemente más tardío en los alumnos pro- cedentes de entornos socialmente menos favorecidos- se esta- rán cualificando, concluirán con un título y estaremos crean- do en ellos las condiciones necesarias para que puedan hacer efectiva esa concepción moderna de la educación y la forma- ción a lo largo de la vida. Estas dos operaciones se tienen que traducir, por un lado, en iniciar la primera vía de diversifica- ción hacia el Bachillerato o hacia la Formación Profesional a los 15 años; en segundo lugar, permitiendo a todos aquellos alumnos que cursen con aprovechamiento los PCPI acceder al título de Graduado; y en tercer lugar adoptando el siste- ma dual o su adaptación en función de los contextos empre- sariales de las comunidades autónomas. La proliferación de leyes educativas autonómicas nos ale- jaría de esa visión más solidaria, más unitaria, más compartida de la educación española

RkJQdWJsaXNoZXIy ODE4NjI=