Buzón de Alcance 165

N U E S T R A O P I N I Ó N 6 S I la historia nos da claves para entender nuestro entorno e incluso nuestra existencia personal, cuánto más la realidad, cuando la leemos trascen- diendo la anécdota. Los telediarios, bien procesados, son un pozo de conocimiento. Los profesores, enseñantes profesionales, somos tam- bién voraces discentes, en formación continua. En cuan- to tales, exploramos a diario la cantera de la cotidiani- dad, en busca de esas otras lecciones empíricas que nos hacen más profundos sin erudición y más ricos con la sola lectura de los signos de los tiempos. Podríamos llamar “revolución de la @” al movimiento de buena parte del ancho mundo islámico, que en buena medida gracias a las nuevas tecnologías y por diversas vías –desafortunadamente casi siempre violentas– intenta sacudirse la asfixiante capa de regímenes de facto que oprimen y vampirizan a sus pueblos. Diferentes en historia y costumbres, iguales en dignidad a nuestro mundo europeo, estos pueblos aspiran a la paz, el respeto, la justa retribución por su trabajo, la ple- nitud de derechos. Como nosotros, como todos. Incluso a quienes han nacido sojuzgados, les gusta la libertad. Están dispuestos a pagar por ella el más alto precio, pues la aman más que a la vida. Tomemos nota. Otra cosa es la deriva que seguirá este gran polvorín y a la que estamos muy atentos, no solo como “lectores de los tiempos“ sino también, admitámoslo, por la cuen- ta que nos tiene. En el otro extremo del dolor, nos encontramos con la tragedia nipona: terremoto con persistentes réplicas, tsunami, desastre nuclear: Apocalypse now . No hay palabras; rápidamente caemos en los tópicos elegíacos: “cifras escalofriantes“, “escenarios desoladores“, “efec- tos impredecibles“... que evocan los más sombríos pasa- jes bíblicos. El hombre frente a los elementos, en la más absoluta indefensión. Nos sentimos el Vallejo de Los heraldos negros: Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Los profesores vivimos horas bajas en España. Nuestra valoración como profesionales está en entredicho, a juz- gar por la mano dura con que se nos (mal)trata. La Pensar en los demás Administración estatal ha fijado una escuálida tasa de reposición de efectivos, augurio de tiempos peo- res para una educación que, dos años atrás, requería más recursos humanos. Nubes negras se ciernen sobre nuestras perspectivas jubila- torias, gracias al Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones , cuyo propio nombre nos deja perple- jos: ¿“crecimiento“? ¿“garantía“? Poco tiene de “social“ y mucho de “económico“, para paliar los desaguisados del Gobierno en la materia. Y no han faltado centrales sindicales –las firmantes– dispuestas a batirse el cobre por él. En la Comunidad de Madrid, los rigurosos recor- tes se han aplicado con un celo que podríamos tildar de excesivo. Los mismos profesores –resistentes, abnegados, agentes del conocimiento– que hoy estamos en la travesía del desierto y no vemos más que dunas, levantamos la vista y observamos cómo el pueblo japonés antepone al caos un espíritu inquebrantable. “Los nuevos samurais“ se llama ya a los héroes de identidad desconocida que se han expuesto a la furia nuclear en Fukushima, por la salud de los desventurados habitantes de la zona, por el bien de su país, por el bien común. En estos días, se multiplican en la web las visitas a un documental donde el maestro Toshiro Kanamori, en Kanasawa, una ciudad de 8.000 habitantes, centra su enseñanza en la felicidad. Podríamos decir que esto con- duciría quién sabe por qué derroteros. Pero el sabio maes- tro japonés da la clave. ¿Qué se necesita para ser feliz? Lo resuelve en cuatro palabras: “pensar en los demás“. Cuatro palabras que conocemos de memoria, síntesis de principios que nos han inculcado, pero que nuestra socie- dad de la inmediatez, el éxito fácil, el individualismo exa- cerbado o el falso igualitarismo –más aborregador que dignificante–, nos han hecho olvidar. En tiempos aciagos, más que nunca conviene recordarlas y grabar este men- saje en el espíritu de nuestros alumnos. Rosalía Aller Maisonnave Secretaria de Comunicación ANPE-Madrid expresa sus condolencias al pueblo japonés por la catástrofe sufrida y se solidariza especialmente con los profesores y alumnos que han sido víctimas de tan trágicos sucesos.

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