Buzón de Alcance 165

T AL vez sea interesante recordar, al respecto, a Albert Ellis (1913-2007), que ejerció su profesión privada en Manhattan, el paraíso de los psicólo- gos clínicos y fundó, entre otras cosas, el instituto que lleva su nombre. Este representativo psicólogo fue, en la década de los 50, autor y responsable del desarrollo de uno de los muchos recursos de autoayuda que alcanzaron gran éxito entre sus consumidores clínicos y pacientes: la llamada “ tera- pia racional emotiva conductual ” o “ Rational Emotive Behavior Therapy ”, “ REBT ” en sus siglas anglosajonas. Esta interesante terapia psicológica parte de la convic- ción –que comparto y defiendo plenamente– de que son nuestras propias ideas irracionales, sobre nosotros mis- mos y nuestro entorno, las que perjudican seriamente nuestras vidas, provocan nuestra angustia, nos hacen infelices y las causantes decisivas de los trastornos neu- róticos de la personalidad. Con su trabajo contribuyó a consolidar la reconocida “ terapia cognitiva conductista ”, que ha supuesto el mayor referente de la práctica clí- nica psicológica para combatir los estados de miedo, la ansiedad irra- cional, los traumas infantiles que nos afectan a lo largo de toda nuestra vida o la depresión entre los seres humanos, superando en aceptación global a la “ terapia humanista ” de Carl Rogers. Frente a los largos y costosos psicoanálisis practicados por los seguidores, más o menos ortodoxos, de S. Freud –que exigían el reencuentro con las experiencias infan- tiles traumáticas– proponía, de acuerdo con las exigen- cias económicas de los nuevos tiempos, una terapia para reorientar los impulsos emocionales dañinos más a corto a plazo, con una satisfacción positiva más inmediata y con resultados mucho más comprobables. Así pues, la recuperación del pasado, el empeño freudia- no por encontrar necesariamente en la conciencia de la propia infancia el origen de nuestras dificultades psico- lógicas, podría resultar ciertamente interesante, pero se necesaria investigación y de las medidas que puedan adoptarse a la vista de sus resultados, considera que es posible identificar ya algunos factores de tipo sociocul- tural que inciden negativamente en el éxito escolar de los varones. Entre ellos destacan dos: a. Las expectativas de los varones de que sin cualifica- ción es posible un empleo fácil y bien remunerado. b. Los estereotipos mediáticos de niños y adolescentes –junto con la consolidación de los valores subyacen- tes– según los cuales resulta poco compatible ser chico y aceptado por los iguales con ser buen alumno. Por todo ello, la Junta de Participación demanda a las Administraciones educativas que, en primer lugar, inda- guen si existe un conocimiento científico riguroso sobre el tema y, en el caso de que éste sea escaso o insuficien- te, que impulsen estudios comparativos e investigacio- nes que permitan identificar con claridad aquellos ele- mentos o circunstancias, tanto en el plano nacional como autonómico, que impiden a los varones evolucio- nar con éxito en su formación y alcanzar resultados similares a los de las mujeres. Además, y entendiendo que el primer paso para encon- trar soluciones consiste en reconocer que estamos ante un importante problema de nuestro sistema educativo, la Junta de Participación Autonómica insta a las Administraciones educativas a considerar con seriedad el hecho del menor éxito escolar de los varones y for- mular objetivos de mejora e indicadores de control, ten- dentes a conseguir la igualdad de hombres y mujeres en todo lo referente a su formación y, en particular, en los resultados de promoción y titulación. Por todo ello, solicita a las Administraciones que, tras un diagnóstico preciso de las causas, ponga en mar- cha un Plan de mejora de los resultados educativos de los varones que contemple, además de las pertinen- tes actuaciones en el seno de los propios centros edu- cativos, una campaña en la que se impliquen los medios de comunicación, para que difundan informa- ción realista sobre las consecuencias nada deseables de la falta de cualificación, la necesaria igualdad de hombres y mujeres en el acceso al empleo y en su remuneración, y se promuevan modelos sociales más acordes con los requerimientos de formación y des- arrollo personal de la sociedad del conocimiento. La conquista racional de la felicidad Uno de los mejores deseos para este nuevo año 2011 habrá de ser el de conseguir ser un poco más felices. ¿Pero cómo? B u z o n a b i e r t o 21

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