Buzón de Alcance 165

B u z o n a b i e r t o 19 H AN transcurrido muchos años desde que se incor- poró el primer ordenador en una escuela para el uso de la gestión del centro y poco después para su uso en las aulas. En la actualidad, la mayoría de los gobiernos y de los educadores admite que la utilización de las TIC en la enseñanza mejora la calidad educativa. Lo que no pode- mos afirmar es que ya se haya conseguido superar el importante paso de que no se trata solo de enseñar sobre TIC –cuestión importante para nuestros alumnos que deberán de desenvolverse con naturalidad en la Sociedad de la Información y la Comunicación– sino entender que para utilizar las TIC en el aula es necesa- rio saber seleccionar las herramientas, usarlas desde la perspectiva de la pedagogía que entiende que su uso es una nueva vía para la innovación, para la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje y conseguir que el alum- no sea capaz de aprender a aprender. Por eso, afirmo que con tecnología nuestra labor docen- te no es la misma que hasta ahora hemos desarrollado. No debe ser lo mismo, cuando escuchamos a expertos como Marc Prensky, creador del término “nativos digi- tales”, que no se trata de educar a los alumnos, sino con ellos. Si fuéramos observadores de nosotros mismos, compro- baríamos los cambios que han operado las tecnologías en nuestra propia vida, en nuestra organización del conocimiento, en nuestro pensamiento e incluso en nuestras prácticas sociales. Hace muy poco no nos hubiéramos imaginado el utilizar expresiones como “te hago una llamada perdida cuando llegue”, no sabríamos que significaría esa expresión, o la pregunta ¿tienes whatsapp ? Y lo curioso es la relación del hombre con la tecnología porque es muy compleja; él la crea y la uti- liza pero, a la vez, la propia tecnología lo transforma a su vez a él mismo y a la sociedad en la que vive. Si es verdad que la tecnología lo ha transformado todo, ¿hemos pensado qué ha transformado en la educación? No tenemos que ver en la tecnología una amenaza, es todo lo contrario, es una gran oportunidad, es nuestro momento. Ahora es cuando todo lo que hemos desea- do, lo que siempre hemos querido hacer, se puede. Ahora es nuestro momento, ahora podemos diseñar el apren- dizaje y conseguir, como dice Curtis W. Johnson, la per- sonalización radical de la enseñanza. La cuestión es descubrir la utilización más eficaz, eficien- te y apropiada de la tecnología dependiendo del entor- no en el que queramos usarla. Y nuestro entorno educa- tivo quizás sea el que debe adoptar una postura más exi- gente a la hora de determinar el uso de la tecnología, para que el cambio que provoque responda a una peda- gogía significativa que ayude a la mejora de la calidad educativa. No podemos perder nuestra posición; los expertos en educación, se supone, somos nosotros. Eso significa que sabemos para qué necesitamos la tecnolo- gía y su fin último, esto es, desarrollar el talento de nues- tros alumnos. Todo lo demás estorba y molesta el proce- so. Desarrollar el talento de todos y cada uno de nues- tros alumnos es tarea difícil, pero no imposible. Para ello, nos sirve la tecnología. Para desarrollar la creatividad de nuestros alumnos, y la nuestra también, que ha sido sofo- cada por un sistema excesivamente inflexible y que nunca mira al futuro. Responder a nuestros alumnos de forma original porque no son números, porque cada uno es dis- tinto y tiene intereses distintos, nos demanda cuestiones distintas y tiene su propio ritmo de aprendizaje. Y para todo ello, la tecnología nos ayuda, nos aporta y nos faci- lita, pero quien educa es el profesor. De ahí la importancia de la formación del profesorado para dar oportunidades a todos, para clarificar princi- pios e ideas básicas, para reorientar el proceso hacia lo pedagógico mucho más que hacia lo técnico y, sobre todo, para descubrir la potencialidad de las Nuevas Tecnologías en la ayuda a nuestros alumnos a aprender. La formación es un capítulo en sí misma. ¿Por qué si queremos el cambio seguimos dando la formación igual? La formación que reciba el profesorado debe estar impregnada del mismo cambio metodológico que que- remos que lleven al aula. Porque si usan la tecnología en su aula no van a hacer lo mismo. Decíamos al principio que la tecnología transforma la vida de los hombres, sus costumbres y sus pensamientos, es lógico que entendamos que también debe transformar la educación, y concretamente la forma de enseñar porque está transformando la forma de aprender. Para que nues- tros alumnos encuentren en el aula un entorno semejan- te al que les rodea, es necesario que adaptemos los pro- cesos y los desarrollos a ese entorno, es preciso diseñar y aplicar nuevos modelos de aprendizaje. En los malos tiempos que atravesamos, nuestra respon- sabilidad como profesores es mayor. Hoy la sociedad nos mira y piensa que la mejor inversión económica que puede realizar un país es la Educación, porque crear empleo es apostar por ella. Silvia Pradas Montilla Coordinadora de Global Education Forum Con tecnología no es lo mismo

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