Buzón de Alcance 161

S A L U D L A B O R A L 22 D ESDE 2004, ANPE-Madrid viene denunciando que la situación en las aulas supone un peligro para la salud de los docentes y ha pedido el reconoci- miento de “autoridad pública” para el profesor. En 2005, ANPE-Madrid encargó a la Fundación Jiménez Díaz un estudio sobre el trabajo docente y los riesgos laborales del profesorado en la Comunidad de Madrid, según el cual el 73% de los profesores presentaba un “alto riesgo” de padecer ansiedad o depresión. ANPE- Madrid puso en marcha el servicio El Defensor del Profesor para atender a los docentes que se encontra- ban desamparados frente a situaciones de agresiones o amenazas. Cuando ANPE-Madrid y El Defensor del Profesor pre- sentaron el Estudio Cisneros VIII, Violencia contra pro- fesores en la Enseñanza Pública de la Comunidad de Madrid, como en 2006, cuando presentamos el estudio Cisneros IX, que revelaban datos alarmantes de la situación de los docentes, recibimos ataques desde muchos sectores de la comunidad educativa, acusán- donos de alarmistas. Argumentaban que las conclusio- nes eran exageradas y que no respondían a la realidad de la vida en los centros. Durante años, en solitario, hemos afirmado que las con- diciones de trabajo de los docentes no eran las adecua- das. Nosotros señalábamos el ambiente dentro del aula y la relación con alumnos y padres como causas funda- mentales del estrés en el docente, y durante años estu- vimos solos. A lo largo de estos años, la situación de los docentes ha ido atrayendo la atención de los medios de comunica- ción y concienciando a la sociedad de la situación que padecen los docentes en los centros: insultos, agresio- nes, amenazas, grabaciones con móviles, indisciplina grave, etc. Lo que era menos llamativo, pero tal vez pesaba más sobre las espaldas de los docentes por su cotidianidad, constancia y duración en el tiempo, eran las dificultades con las que se enfrentaban a diario los profesionales de la educación para realizar su trabajo. Infinidad de horas perdidas a lo largo del año intentan- do poner orden, evitando situaciones violentas, interrup- ciones continuas, etc. En definitiva, aulas donde al pro- fesor se le pedía llevar a cabo su labor sin que existie- sen las condiciones mínimas requeridas y negándole cualquier tipo de apoyo. Ahora resulta que no estábamos equivocados. El estrés producido por el miedo a las agresiones sí que parece ser real y no una exageración, según estudios realiza- dos por organizaciones sindicales que han rechazado reiteradamente –por “alarmistas”– las denuncias reali- zadas por El Defensor del Profesor de ANPE-Madrid respecto a la violencia en los centros educativos. Uno de estos estudios revela que la mitad del profesorado (50,2%) tiene miedo de ser agredido por algún alum- no; el otro, realizado en 80 colegios privados, revela que un 10,8% del profesorado encuestado reconoció haber sido objeto de violencia física o psicológica en el último año. Yo me alegraría de que finalmente no estuviésemos solos en nuestra denuncia de la situación que padecen los docentes. Espero que estos estudios y los que quedan por realizarse –no me cabe ninguna duda– hagan que sea necesario que todos tomen conciencia de la necesi- dad de solventar este problema. No es de recibo que un colectivo trabaje con miedo o ansiedad por sentirse un posible objetivo de alguna conducta violenta. Sin embargo, tampoco me cabe la menor duda de que la “prevención” que propondrán, una vez más, se cen- trará en medidas de mediación, atención a la diversidad, planes de convivencia, asistencia psicológica, formación del profesorado, cursos de relajación, etc. Estas medidas no atacan el origen del problema. Si relacionamos el nivel de estrés de los profesores con el alto índice de fra- caso escolar que refleja el último informe de la Comisión Europea, es imprescindible que nos planteemos muy seriamente el problema de fondo y algunos dejen de proponer parches para tan grave asunto. Carolina Fernández del Pino Vidal Secretaria de Acción Social ¿Ya no estamos solos? El estrés causado por miedo a las agresiones