Buzón de Alcance 161

A N P E a l d í a 8 Hasta siempre, ANPE E L 4 de marzo de 1988, formalicé mi afiliación a ANPE-Madrid. El número de afiliados que totali- zábamos entonces, en Madrid, no llegaba al millar (era de 742). Han transcurrido 22 años y tengo la gran suerte, al llegar mi jubilación, de poder despedir esta larga etapa con plenas facultades físicas e intelectua- les. No puedo dejar de recordar a compañeros valiosísi- mos en ese caminar, dotados de gran capacidad de ilu- sión, que ahora no están con nosotros, pero sí en mi recuerdo. Quiero, en primer lugar, manifestar que desde que comencé a participar de forma activa en el Proyecto de ANPE, siempre por mi parte ha habido el propósito de fortalecer, renovar e impulsar las acciones que hicieran de ANPE el mejor sindicato de profesores. Mi rectitud de intención, mi saber y experiencia a la hora de manejar equipos humanos los he puesto al servicio de nuestro sindicato, sin ninguna doblez ni fingimiento. En los luga- res donde he tenido la responsabilidad de estar, en nom- bre de nuestro sindicato, en mí siempre ha existido la voluntad firme de dejar a ANPE en el mejor lugar. Desde el primer momento que accedí a puestos de res- ponsabilidad en ANPE-Madrid, mi objetivo ha sido cola- borar para que nuestro sindicato, como organización, funcionara lo más parecido posible a una empresa, sí, a una empresa. Por ello siempre apoyé el establecimiento de objetivos claros y lo suficientemente atractivos para que existiera la mayor cohesión interna en ANPE. He pertenecido a diferentes Secretariados, como secre- tario de Organización durante dos legislaturas. En todo ese periodo me esforcé en evitar las discrepancias inter- nas y, cuando existieron, procuré encaminarlas a través de los órganos adecuados del sindicato. Siempre he pen- sado que la pacificación interna de cualquier organiza- ción es la primera condición para abordar empresas mayores. Quiero dejar claro que, a pesar de mi vehemencia en la gestión sindical, nunca por mi parte ha habido cuestión personal alguna en las posturas que he tomado. En estos momentos de despedida son muchos los recuerdos per- sonales que por mi mente pasan, pero éstos pertenecen al ámbito privado. Pero sí me veo en la necesidad de hacer un cierto balance, lo más sintético posible, para afirmar que la situación óptima de ANPE-Madrid en la actuali- dad no ha surgido de la nada o por casualidad. En 1994, ANPE-Madrid contaba con un presidente, Daniel Lucendo, lo más voluntarista del mundo, con mucha ilusión y gran capacidad de trabajo. Nuestra sede, un local alquilado de 60 m 2 , estaba situada en Gran Vía, 45. Éramos diez liberados que visitábamos toda la Comunidad de Madrid. Para su subsistencia, el sindica- to sólo contaba con las cuotas de los afiliados. Se carecía entonces en Madrid de equipos humanos experimentados en la acción sindical; la confrontación dialéctica con los demás sindicatos apenas se practica- ba; nuestra influencia mediática era muy escasa; pos- turas unilaterales en cuestiones básicas para ANPE pocas veces se defendían en solitario; sin embargo, teníamos una gran ilusión y el espíritu de ANPE-Madrid estaba fraguado. Con este capital fuimos a las elecciones a la Junta de Personal y tuvimos un resultado espectacular: 24 delegados. Al dejar la Presidencia Daniel Lucendo, hubo elecciones internas de las que surgió un equipo renovado, integra- do en su mayoría por aquellos diez liberados que había- mos comenzado con Daniel. La característica de aquel Secretariado era que prácticamente todos nos habíamos formado durante cinco o seis años en la controversia sindical. Al transferir el Estado las competencias educativas a Madrid, entre todos los sindicatos alcanzamos los Acuerdos Educativo y Sectorial, en los cuales tuvimos gran protagonismo. Estos acuerdos hicieron posible que ANPE-Madrid contara con los recursos necesarios para convertirse en un gran sindicato. Sin embargo, aunque en medios ANPE podía ejercer una acción muy eficaz, no acabábamos de elaborar el discurso que nos distin- guiera y que fuera alternativa a las propuestas de los sin- dicatos de clase. El discurso ilusionante, la planificación adecuada para aglutinar a todos los profesores, el impul- so para la acción eficaz con la que se consiguiera el incremento de votos necesario no se conseguía. Tras las elecciones de 1998 y 2002, pasamos de 24 a 18 delega- dos; sufrimos un descenso que hizo exclamar al dirigen- te de CCOO Fernando Lezcano: “ANPE se ha refugiado en Primaria”. A partir de aquel instante se propició un nuevo cambio interno. Como consecuencia del mismo, Fernando Jiménez Guijarro llegó a la Presidencia de ANPE-Madrid, se convocaron nuevas elecciones y surgió un nuevo Secretariado, en el cual fui elegido vicepresidente. Desde el momento en que asume la Presidencia Fernando Jiménez Guijarro, las buenas noticias para ANPE-Madrid no han dejado de llegar.

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