Buzón de Alcance 160

B u z ó n a b i e r t o 22 Didier Pleux, doctor en Psicología del Desarrollo y psicoterapeuta, acaba de publicar Un niño feliz , en Ediciones Odile Jacob. Le Figaro. - ¿Los niños de hoy son más felices que los de ayer? En general, sí. Sin embargo, el 20% son problemáticos. Vemos llegar a nuestra consulta cada vez más niños que lo tienen todo para ser felices: unos padres cariñosos y atentos, confort material, pero sin embargo están mal. Estos pequeños tienen problemas porque no pueden acep- tar las limitaciones de la realidad, tanto en casa como en la escuela. Antes, los niños no eran tenidos en cuenta. Hoy, por el contrario, sufren de un ego hipertrofiado. ¿Cómo se puede explicar este malestar? Creo que procede de un déficit educativo. Pensando en hacer el bien, muchos padres se esfuerzan por evitar cualquier contrariedad a su hijo. Ya sea porque piensan que debe “disfrutar de la vida” a toda costa o porque temen hacerlo sufrir o traumatizarlo. Pero por ser dema- siado permisivos o sobreprotectores, finalmente lo acos- tumbran al “todo de inmediato” y lo vuelven intoleran- te a la frustración. Para estos niños, todo se convierte en un drama, porque no pueden obtener de inmediato lo que quieren. Como consecuencia, ¿los padres se encuentran obligados constantemente a contener estos excesos? Sí, se ven obligados a jugar constantemente a los “bom- beros de servicio”, porque suelen reaccionar un poco tarde, cuando la situa- ción ya se ha desborda- do. Bajo la influencia de la emoción, pierden los nervios, gritan o golpean. Esto es muy grave. Es un completo fracaso. Por tolerar todo, terminan explotando. El laissez-faire conduce a la represión. Pero, ¿cuál es la solución, entonces? Debemos salir de esta autoridad que va “río abajo”. La verdadera autoridad es ascendente. Proviene de la expe- riencia de la frustración. Desde una edad temprana, el niño quiere divertirse todo el tiempo. Los adultos deben enseñarle a aplazar ese placer. No debemos temer enfrentarlo con la realidad tal como es, con sus aspec- tos buenos y malos. Dejemos de hacer creer a nuestros niños que viven en el país de la felicidad. Es importan- te que aprendan que, en la vida real, no podemos hacer todo ni tenerlo todo, que no estamos solos, que es nece- sario esforzarse para llegar. Los padres deben llevar al niño a ser progresivamente “realista”. Y para lograrlo, deben ayudarlo a afrontar momentos de disgusto. Quien ama bien, frustra. ¿Qué es, básicamente, un niño feliz? Un niño feliz es un niño educado. Sabe prestar sus jugue- tes, acepta irse a la cama sin protestas, es capaz de entre- tenerse solo, ayuda voluntariamente a sus padres en casa... No es vulnerable a los avatares de la vida. Ha aprendido a aceptarse, con sus fortalezas y debilidades. Si tuviera que resumir, diría que es un pequeño filósofo. A nivel educativo, “Quien ama bien, frustra” Por Caroline Sallé, Le Figaro, lunes 29 de marzo de 2010 La imposición de límites ya no es evidente y requie- re, por parte de los padres, un verdadero trabajo de reflexión sobre los valores que transmiten. Escena de la vida cotidiana en una playa, al comienzo del verano. Pauline, de cuatro años, insiste en bañarse a pesar de la temperatura todavía fría del agua. Su madre se niega. La niña se enfada y grita. “Muy bien –abdica la madre–, pero sólo los pies... Pauline, ¡he dicho que nada de agua por encima de las rodillas! ¡Pauline, estás toda mojada, ven rápido a secarte!” Efectivamente, por falta de convicción en la legitimidad de su prohibición, la madre se ha dejado desbordar. Hubiera tenido más éxito si hubiera dicho de entrada a su hija: “Comprendo que el agua te tiente, pero está demasiado fría para ¿Cómo decir “no” a sus hijos? Por Caroline Sallé, Le Figaro , lunes 29 de marzo de 2010

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