Buzón de Alcance 160
B U Z Ó N A B I E R T O 20 gusta”, llanto, “me quiero ir con mi mamá”, “ seño , pélame la pera” y limpio mocos. ¡Anda! ¡Fulanito ha vomitado! Recogemos y 15 minutos para volver a poner los cha- quetones. Patio y madres en la muralla, vigilando que a sus hijos no les pase nada, porque las maestras ¿para qué estamos? “Señorita, mocos”, “señorita, pipí”, “señorita, fulanito me ha pegado”, “menganito, no te subas en el árbol”, “peri- quito, no muerdas”, “las piedras no se chupan”, “la arena no se come”, limpio mocos, limpio mocos, limpio mocos... Vuelta a clase, colgamos chaquetones en las perchas, limpio caras con toallitas, manos con agua y jabón, y vuelta a la tarea: “no se pinta en la ficha del compañe- ro”, “los papeles a la papelera”, “el cuaderno no se come”, “con el lápiz no pintamos el suelo”, limpio mocos, lim- pio mocos, limpio mocos... Hora de la salida: la familia agolpada en la puerta para que su hijo/a salga el primero, me piden explicaciones de por qué un niño se ha arrancado la postillita de la frente, otro dice que se ha raspado el dedo con el suelo, otro que no se ha tomado el zumo, otra madre preocu- pada porque el niño ha bebido poca agua, y otra por- que su niño ha salido de clase con mocos, una bufanda que no aparece, un guante perdido desde la semana pasada, una botella de agua que no es suya... Llego a casa con la coleta al lado, la boca seca porque no me acordé o no tuve tiempo de beber agua, y una vecina que me dice, “¡Andaaa, ehhh! Ya hasta mañana. ¡Qué poco trabajáis los maestros!” Así con 67 no, con 80 podríamos jubilarnos y tan frescos. La “seño” de Infantil puede con todo. ¡A ese ritmo, veinti- cinco horas a la semana! Auxiliares de Infantil ¿para qué? Relato de una maestra de Infantil: Un día como hoy, en un aula de 26 alumnos de tres años ANPE-Madrid ha reivindicado reiteradamente la necesidad de contar con Auxiliares de Infantil en los Centros de Educación Infantil y Primaria. E NTRAN en “semi fila” porque se despistan, se sueltan, algunos se vuelven hacia la puerta porque no quie- ren entrar... tiras de ellos hasta el aula. Quito la mayo- ría de los chaquetones porque ellos solos no son capaces, ya que encima del chaquetón llevan envuelta una gran bufanda, gorro y guantes que hay que guardar en los bol- sillos de cada uno con cuidado, no vaya a ser que se pier- dan y la madre te lo recrimine durante toda la semana. Talegas con el desayuno por el suelo, unos sentados en su sitio, otros corriendo por el aula. Se pone orden levantan- do la voz y terminando con un golpe de silbato o de tam- bor. Las 9.20: por fin se han sentado todos. Hacemos asamblea, repito más de 20 veces que para hablar hay que levantar la mano, hay que respetar el turno; unos escu- chan, otros están en su mundo, y otros, después del gran tazón de cereales de desayuno que les han puesto en casa, sienten la llamada de la selva. En mitad de la asamblea, siete niños se levantan porque quieren hacer “caca”. Según van acabando, hay que limpiarles el culito, porque no saben y se llenan ropa, manos, baño y a otro compañero si se acerca demasiado. Además, si va manchado de caca a casa, la madre te lo recriminará toda la semana y lo con- tará en las reuniones de madres de los cumpleaños de los niños. Y limpio mocos. Empezamos el trabajo por rincones, y los no contentos con su tarea del momento se levantan, le quitan el material a otro compañero, grito, agresión, llanto... niño a la silla de pensar. Así tres, uno detrás de otro. Cambiamos de tarea y vuelta a empezar: grito, agresión, llanto... limpio mocos, limpio mocos. Para recoger el material yo pido, yo vuelvo a pedir, yo toco el silbato, yo toco el tambor y termino GRITANDO: “A RECOGER, A ORDENAR CADA COSA EN SU LUGAR”, a la vez que voy cogiendo cosas del suelo. Hora del aseo; por grupos se lavan las manos y van al baño. Reparto jabón, reparto servilletas, reparto papel higiéni- co; uno se sube al lavabo, otro empuja porque iba el pri- mero, uno mete el dedito en el grifo, agua por todas par- tes, pis fuera, cola de niños porque todos los baños están ocupados porque cuatro están haciendo caca. Desayunos, “señorita, ábreme el zumo”, “señorita, se me ha derramado el zumo”, un yogur abierto en el suelo, galletas Oreo pisoteadas, “yo no quiero pan”, “a mí esto no me
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