Buzón de Alcance 160
B USCANDO datos relacionados con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, encontré ingen- tes cantidades de páginas web: de organizaciones de distintos campos (Psicología, Ciencias de la Educación...), de grupos de profesores y muchas de espontáneos que, con mayor o menor rigor, buscaban u ofrecían ayuda en relación al problema del estrés y el desgaste de los profesionales de la educación. Se encon- traban representados casi todos los continentes, desde Europa hasta Asia, y todos parecían coincidir en que el burnout –o síndrome del “quemado”– era un problema importante con el que se enfrentaba nuestra profesión. El concepto de burnout, acuñado por Freudenberger en 1974, se utiliza para referirse al desgaste profesional que sufren los profesionales de los servicios humanos (Educación, Salud, Administración Pública, etc.), debido a que están sometidos a las exigencias sociales. Una característica de este tipo de trabajos es que conlleva un alto grado de implicación emocional. El estrés emocio- nal para los docentes es especialmente relevante, ya que trabajan con grupos numerosos de alumnos durante lar- gos periodos. Desafortunadamente, más que centrarse en las causas que originan este estrés o desgaste, los estudios y los psicólogos se han dedicado a analizar cómo las carac- terísticas personales del profesorado afectan su capaci- dad para enfrentarse a las situaciones de estrés y supe- rarlas. Durante demasiado tiempo se han dejado a un lado las causas, lo que evidentemente sólo beneficia a las distintas Administraciones Públicas, que no quieren aceptar ninguna responsabilidad con relación al desgas- te de los docentes. Aunque todos los profesionales de los servicios huma- nos comparten una serie de características, los docen- tes además se enfrentan a otros factores que agravan el problema del desgaste: existe un contacto personal constante y una interacción con los alumnos; se les pide que sean expertos, que se muestren pacientes, que ten- gan un alto grado de sensibilidad y que sean útiles; su trabajo está continuamente expuesto al escrutinio y la evaluación; trabajan con personas que pueden no desear trabajar con ellos o que ni siquiera quieren beneficiarse de sus esfuerzos; su salario suele ser más bajo que el de otros profesionales del mismo nivel; las expectativas que los docentes tienen de los distintos aspectos de su labor a menudo superan la realidad, como ocurre con la valo- ración social y la motivación de los alumnos. Muchos estudios identifican factores sociales y orga- nizativos que constituyen fuentes de estrés y desgaste. Los cambios en la sociedad y en el propio sistema edu- cativo (las distintas reformas educativas) han hecho que el papel del docente sea cada vez más complejo y que abarque cada vez más cometidos. Al mismo tiempo, paradójicamente, se ha producido una devaluación social del sistema educativo y sus profesionales. Además, los docentes señalan la falta de tiempo para pre- parar clases, el excesivo número de alumnos por clase, la falta de interés de los padres, la falta de motivación de los alumnos, el excesivo papeleo, la hostilidad de los alumnos o el mal comportamiento como causas de su malestar. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, publicada en 1995, establece los derechos de los trabajadores en cuanto a salud y las obligaciones de la Administración Pública para proteger la salud de los trabajadores y sentar las bases para una nueva cultura basada en la pre- vención. Queda claro que su aplicación, en el ámbito de la docencia, está aún en una fase muy poco desarrollada. La capacidad de los docentes como individuos para afron- tar situaciones de estrés no debería ser el centro de aten- ción, de la misma manera que la tolerancia a una sustan- cia química de un trabajador de un laboratorio no es ni la solución ni lo deseable. Los distintos y numerosos estudios realizados dejan cla- ras las causas del estrés y del desgaste de los profesio- nales de la educación aquí, allí y en Australia. Sólo falta que las Administraciones Públicas asuman su responsa- bilidad y empiecen a sentar las bases para solucionar este problema. Carolina Fernández del Pino Vidal Secretaria de Acción Social S A L U D L A B O R A L 19 Síndrome de desgaste o burnout : aquí, allí y en Australia
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